Noemí Arranz
Los cuestionarios de evaluación tipo test son muy utilizados en el ámbito de la formación. Ello se debe sobre todo a la objetividad que ofrecen y a la rapidez o automatización de su corrección. Sin embargo, pese a lo extendido de su uso, es bastante habitual encontrarnos con cuestionarios de evaluación de una calidad cuestionable.
¿Cuántas veces has realizado un test en el que las respuestas correctas eran fácilmente deducibles incluso sin haber estudiado el contenido? ¿Y cuántas veces los enunciados estaban redactados de una forma tan enrevesada que no eras capaz de responder con certeza? Estos son solo dos ejemplos de cuestionarios tipo test inadecuados que no consiguen alcanzar su objetivo principal: evaluar el conocimiento.
¿Quieres aprender a realizar un buen test de evaluación? A continuación, tienes 10 claves y algunos ejemplos que te ayudarán a conseguirlo:
1. Ten siempre presente el objetivo del test: medir el conocimiento.
En primer lugar, lo más importante a la hora de plantear un cuestionario de evaluación, es tener siempre presente el objetivo que se quiere conseguir con el mismo. Es muy importante que las preguntas sirvan para medir la adquisición del conocimiento crítico por parte del alumno y no que sean preguntas para ir a pillar.
2. Haz preguntas y respuestas cortas y de fácil comprensión.
Los enunciados y las frases cortas facilitan la comprensión y permiten al alumno centrarse en el contenido y no en la comprensión de lo que está escrito. Asimismo, evita el uso de dobles negaciones y enunciados enrevesados. Cuanto más sencilla sea la escritura, más fácil se entenderá.
3. Utiliza preguntas que evalúen la interiorización de conceptos o su aplicación práctica.
En muchas ocasiones, se tiende a preguntar por cuestiones relacionadas con la memorización de conceptos. Sin embargo, es preferible utilizar preguntas que evalúen la interiorización de los contenidos, ya que son las que contribuyen en mayor medida a la adquisición del conocimiento crítico.
Por ejemplo: si en un curso se ha visto en qué situaciones es mejor utilizar una caldera tipo BC y en cuáles una ZJ, lo más pertinente sería hacer una pregunta en la que haya que elegir qué caldera es más apropiada en una situación determinada y no hacer una pregunta sobre qué significan las siglas BC.
4. Haz preguntas y respuestas homogéneas y que sigan un mismo estilo.
Utilizar un mismo estilo a lo largo del cuestionario de evaluación sirve para dar coherencia al test, y además, para no dar pistas de cuál es la respuesta correcta. Algunos ejemplos en cuanto al estilo serían: utilizar el mismo tiempo verbal; evitar que un tipo de respuesta (más corta, más larga o más elaborada) sea la correcta; redactar enunciados que concuerden gramaticalmente con todas las respuestas, etc.
5. Dedica tiempo a redactar tanto la respuesta correcta como las incorrectas.
A veces no se presta demasiada atención a la redacción de las respuestas incorrectas, lo que puede provocar que la respuesta correcta sea obvia. Dedicar tiempo a pensar y redactar las respuestas incorrectas es tan importante como dedicárselo a las correctas.
6. No abuses de la opción “Todas las respuestas son correctas/incorrectas”.
Es una opción de respuesta muy habitual que a veces se utiliza como comodín cuando nos quedamos sin ideas de opciones de respuesta. Además, es muy frecuente usarla como respuesta correcta. Te recomendamos reducir su uso y, en caso de usarla, que no sea siempre la opción válida, así evitarás crear la creencia de que “todas/ninguna de las anteriores” es la opción correcta.
7. El número de preguntas del test debe ser representativo y proporcionado a los contenidos de la formación.
El número de preguntas del test debe ir en consonancia con el volumen de contenidos de la formación, es decir, si una formación ha sido muy extensa no sería adecuado realizar solo 3 preguntas de evaluación y lo mismo a la inversa.
Por otro lado, es aconsejable que las preguntas sean representativas de todos los contenidos y no que se centren solo en algunos temas.
8. Incluye preguntas de respuesta múltiple.
Lo más habitual son los test con preguntas de respuesta simple (una única opción correcta) pero si es posible, utiliza también preguntas de respuesta múltiple (en los que puede que más de una opción sea correcta). Esto te permitirá evaluar mucha más información y de una forma más precisa.
9. Cuidado con las respuestas aleatorias.
En ocasiones se realizan test con respuestas aleatorias (las respuestas se ordenan de forma diferente para cada alumno). En estos casos, debemos evitar expresiones como “Las dos respuestas anteriores son correctas” y tampoco debemos numerar ni listar con a) b) c) las respuestas, ya que al salir de forma aleatoria dejarán de tener sentido.
10. Incluye feedbacks personalizados (en cuestionarios de evaluación elearning).
En las formaciones online, es habitual que se puedan incluir feedbacks personalizados en las preguntas y respuestas de los test. Te recomendamos que utilices esta opción para ampliar o reforzar el conocimiento de los alumnos en lugar de mostrarles únicamente si las respuestas son correctas o incorrectas.
En definitiva, si quieres que los test de tus formaciones sean útiles debes asegurarte que están midiendo verdaderamente el aprendizaje de los alumnos. Para ello, dedica tiempo a su elaboración y ten en cuenta estos consejos.