Juan Carlos Martín
A la hora de desarrollar una experiencia de aprendizaje debemos partir de una premisa básica: ¿Cuál es su principal objetivo? La clave de esta cuestión está en conseguir que las personas que vayan a recibir una formación, adquieran de forma eficaz los conocimientos planteados y desarrollen las competencias adecuadas que les permitan aplicar dichos conocimientos adquiridos. Para ello podemos aplicar diferentes metodologías, una de ellas es el aprendizaje experiencial.
Podemos definir aprendizaje experiencial de forma básica como aquel que promueve aprender y desarrollar capacidades a través de la experiencia. Hace casi cuarenta años David A. Kolb, psicólogo estadounidense, diseñó un modelo sobre estilos de aprendizaje que pivotaban sobre el aprendizaje experiencial.
En su modelo, Kolb viene a reflejar que cada persona es única y, por lo tanto, aprende de forma distinta y a diferente ritmo. El aprendizaje experiencial valora estas diferencias, y pone sus cimientos a partir del conocimiento previo que tiene cada persona en la temática o área de conocimiento que se va a trabajar. En base a este punto de partida, se aplican las estrategias de enseñanza adecuadas.
Existe una relación directa entre el aprendizaje experiencial y el aprendizaje activo, puesto que tiene un enfoque orientado a la acción. Si nos centramos en el e-learning, hay multitud de posibilidades a la hora de desarrollar el modelo experiencial, como veremos a continuación.
El aprendizaje experiencial en la pirámide de Glasser
Glasser, psiquiatra estadounidense, elaboró una teoría que recoge la forma en la que aprendemos desde niños, y la plasmó en una pirámide:
En el caso del aprendizaje experiencial aplicado al e-learning, refleja que el uso de la simulación, el descubrimiento, el análisis y el método prueba-error, nos da como resultado que aprendemos el 80% de lo que hacemos.
Su aplicación al e-learning con el uso de simuladores y gamificación.
Dentro del e-learning, si a nivel metodológico ligamos aprendizaje experiencial y activo con aprendizaje basado en problemas (ABP), las simulaciones y el uso de la gamificación son una herramienta clave a la hora de desarrollarlo. En ellas, podemos recrear una situación para que la persona que está recibiendo la formación reflexione y tome la decisión que considere más adecuada a la hora de resolver el problema que se le plantea, en base a su experiencia previa y al conocimiento que está adquiriendo en dicha acción formativa.
Existen muchos tipos de simulaciones dentro de las metodologías educativas, pero nos vamos a centrar en el uso de la gamificación en ellas. Las simulaciones gamificadas permiten explorar y comprender los conceptos planteados en esa formación, así como proporcionar conexión con la realidad, al tener un diseño verosímil.
Es importante que, además de partir de los conocimientos previos que tienen las personas que van a recibir la formación, también el simulador/juego sea fácil de jugar, y que las personas reciban las nociones básicas de en qué consiste y que deben de hacer en él. Cuánto más sencillo e intuitivo sea el simulador/juego, mayor será la motivación de la persona que lo pondrá en práctica. De lo contrario, la experiencia será un fracaso.
Como herramienta de aprendizaje, el simulador hace que la persona que recibe la formación sea un elemento activo en el proceso de enseñanza-aprendizaje, construyendo su propio conocimiento a través de un proceso de tipo experiencial. En él, tenemos una visión de cámara en primera persona, y debemos ir tomando decisiones ligadas al conocimiento previo que tenemos y al que estamos adquiriendo en la acción formativa.
Un ejemplo de simulación sería un Control panel en el que la persona que recibe la formación asume un rol de vigilante. Durante el juego, se lanzan simulaciones de situaciones mediante vídeo avatar. La persona que realiza la formación visualiza la situación y debe resolverla mediante una toma de decisión. Si lo hace de forma correcta, el medidor de riesgo del juego se situará en verde, mientras que si responde de forma incorrecta, el medidor de riesgo se inclinará hacia el lado rojo, indicando que su nivel de formación no es el adecuado y, por tanto, debe reforzar los conceptos que se están trabajando. Por otra parte, el feedback es un elemento que adquiere mucha importancia en estas situaciones, ya que contribuye de forma significativa al aprendizaje.
Beneficios del aprendizaje experiencial en el e-learning
La ventaja del uso de la simulación en el mundo de la formación e-learning es que permite simular cualquier situación, proceso, etc. y fallar en la toma de decisión, para analizar el fallo y aprender del error, asimilar de forma adecuada el concepto y aprender a aplicarlo. Todo ello sin ningún tipo de riesgo. Algo que no sería así en una situación real. Por ejemplo, se puede simular una situación de atención al cliente, un incidente en un entorno real en el que debemos aplicar conocimientos de prevención de riesgos laborales, cómo utilizar una máquina o un software, etc.
Además, el e-learning permite integrar el contenido formativo teórico dentro del propio simulador, por ejemplo mediante píldoras formativas. En ese sentido, estaríamos dando la formación a la persona en el momento en el que más lo necesita, puesto que sabe que a continuación tendrá que resolver una situación dentro del simulador, aplicando ese conocimiento que está adquiriendo.
Al ser un entorno gamificado en el que se plantea un reconocimiento como puede ser mediante puntos y un ranking, el alumno pondrá toda la atención en interiorizar el concepto que se le está presentando, para resolver, acto seguido, el problema de forma óptima. Por motivación de logro, todos queremos responder bien y puntuar.
A nivel cognitivo, la interacción entre la persona que recibe la formación y el simulador permite conseguir una mayor motivación y captación de la atención, algo que no logramos en otro tipo de formaciones más tradicionales. Gracias a estas dinámicas, hay una mayor asimilación de los conocimientos adquiridos, y un mayor asentamiento de ellos.
Este tipo de aprendizajes, con un enfoque dinámico y motivador, basado en la repetición y en la práctica, contribuye a lograr una mejor fijación del conocimiento, así como una perfección en las destrezas de la persona que recibe la formación, de manera casi natural.
Como conclusión, destacar el amplio abanico de posibilidades que nos brinda el aprendizaje experiencial dentro del e-learning y su uso en el mundo de la formación, ya sea corporativa o a modo de acción de marketing basada en conocimiento para prescriptores o incluso cliente final.