Oscar Astier
El proceso de formación que habitualmente se ha dado en las aulas consiste en que un experto imparta una clase magistral y los alumnos escuchen, tomen apuntes, hagan ejercicios y realicen un examen para ver si han memorizado lo que se ha explicado. Si se supera este examen, se supone que ya han aprendido. Esto último lo digo con ironía, ya que se podrá decir que se han formado, pero no se puede decir que hayan aprendido.
El aprendizaje no se da en los cursos de formación, el aprendizaje es un proceso más largo y más laborioso, necesita la puesta en práctica de ese conocimiento teórico, necesita la interiorización y automatización de conceptos y habilidades. Y va desde el momento en el que el alumno “no sabe que no sabe”, porque ni siquiera es consciente de que exista ese conocimiento, hasta el momento que el alumno “no sabe que sabe”, porque ya no es consciente de que lo sabe; lo aplica inconscientemente.
Este proceso de aprendizaje se puede equiparar a las partes de un libro: inicio, nudo y desenlace. Y es conveniente que lo hagamos así para que seamos conscientes de que el nudo es la parte principal y más larga del aprendizaje, igual que en el libro.
Fase 1: el inicio
El inicio en el comienzo de un libro, nos sitúa en la historia, sus personajes, su contexto… En el aprendizaje, el inicio es el primer paso, el “saber que no sabes”, es decir, descubrir que hay un conocimiento que no sabes y comenzar a descubrirlo. Esto se puede hacer a través de una masterclass, de una charla con alguien, de visualizar un video o de un curso de formación muy teórico. Ahí, todavía no has aprendido, ahí es donde comienza el proceso hacia el aprendizaje. Incluso si haces el curso, que suelen ser muy teóricos y muy poco prácticos, todavía estás en el “inicio” del aprendizaje.
Fase 2: el nudo
El nudo es donde está el grueso del libro, es la parte con más páginas, dónde pasan cosas, se descubre la trama, dónde vas sintiendo emociones. En el aprendizaje el nudo es la acción, es empezar a aplicar esa teoría que te han explicado. Descubrir que es más complicado de lo que pensabas, que los detalles influyen, que existen opciones que no habías valorado. Evolucionas compartiendo experiencias con compañeros y atendiendo a pequeños detalles que mejoran la acción. Lo llevas a tu día a día y te encuentras con situaciones que no esperabas, te desesperas, te alegras… ese es el nudo del aprendizaje, es la práctica dónde está la parte principal del proceso de aprendizaje.
Por lo general, los cursos no llegan a este punto, algunos, los más trabajados pedagógicamente, se introducen ligeramente en él, y los mejores pueden llegar a realizar buenas prácticas o simulaciones.
En este proceso, las personas que están aprendiendo tienen una gran carga de responsabilidad, ya que tienen que practicar, superar errores, reflexionar y evolucionar, en muchas ocasiones por sí mismos. Es muy buena metodología, que en esas primeras prácticas los aprendices estén acompañados por compañeros o mentores a los que puedan plantear dudas a través de reuniones de seguimiento.
Por cierto, los aprendices son las personas que están aprendiendo, una palabra en desuso que sería conveniente que utilizáramos mucho más. Somos aprendices a lo largo de toda la vida.
Fase 3: el desenlace
El desenlace en el libro es el final, adonde deseamos llegar mientras vamos atravesando y descubriendo la historia. En el aprendizaje el desenlace es llegar al punto en el que “no sabes que sabes”. Es decir, hemos interiorizado y automatizado tanto ese conocimiento y esa habilidad que ya no somos conscientes ni de que la tenemos, la aplicamos sin pensar. Es cómo cuando aprendemos a conducir y tenemos que pensar el paso a paso de cada proceso: desembrago – meto primera – pongo el intermitente – acelero… y, sin embargo, cuando ya hemos aprendido lo hacemos todo de manera automatizada, sin pensar. Ese es el punto al que queremos llegar con cualquier conocimiento y su habilidad para aplicarlo. Ese es el desenlace final del aprendizaje.
La teoría sobre el aprendizaje de Piaget
La importancia de la acción en el aprendizaje está ampliamente explicada y detallada en la Teoría constructivista del aprendizaje de Piaget, que entre otras cosas decía: «Conocimiento y aprendizaje no son tanto un descubrimiento como una construcción» o que «La fuente de todo conocimiento es la acción, el conocimiento es dependiente de la acción y la acción es productora de conocimiento». Esta teoría plantea que las personas construyen activamente su comprensión del mundo a medida que interactúan con él.
Reflexión final
Entonces, ¿los cursos de formación ya no son importantes? Sí, claro que lo son. La formación sigue siendo importante, ya que nos permite tener bases para reflexionar, nos facilita descubrir nuevos conocimientos y comenzar su proceso de aprendizaje, incluso si la formación está bien diseñada nos permitirá realizar una parte del “nudo” del aprendizaje. Además, en muchas ocasiones la formación es la “chispa” del aprendizaje, ese elemento que crea la inquietud por aprender algo nuevo. Eso sí, los responsables de formación de los equipos de nuestras organizaciones debemos ser conscientes de que la formación no equivale a aprendizaje, la formación es el inicio de un proceso, es conveniente que busquemos soluciones y metodologías adecuadas para acompañar a las personas en todo ese proceso.